Morfología Urbana (M2)



TIPOLOGIAS SEMANTICAS
LILIANA GIORDANO
INSTITUTO DE LA ESPACIALIDAD HUMANA. FADU-UBA


 INTRODUCCION
Este trabajo es una propuesta de reformulación de la noción de tipología.
Desde hace tiempo percibimos insuficientes los criterios habituales de organización tipológica e iniciamos un desarrollo que hoy podemos presentar con un alto grado de comprensión del hábitat construido y de las formas de habitar que los tipos inducen.
Nuestra propuesta atiende estructuralmente al sentido que cobran las formas del hábitat y se diferencia entonces de aquellas que se estipulan en términos de organizaciones geométricas, dimensionales o funcionales. Denominamos así “tipologías semánticas” a las emergentes de nuestro trabajo, diferenciándolas de las “tipologías configurativas”, es decir a las anteriormente estipuladas.
No solo se trata de una diferencia sino de una búsqueda de profundidad, y en consecuencia de una mayor capacidad de discernimiento y hasta de principios operativos, que nos permita entender la arquitectura y la ciudad en razón de las lógicas que las determinan.
Las tipologías semánticas establecen una íntima relación con los modos de habitar y con rasgos del mismo que suelen obviarse cuando se apela a categorías canonizadas en el ámbito de la disciplina arquitectónica pero que no reflejan la dinámica de gestación y transformación de la ciudad y sus componentes.
La lógica de las tipologías semánticas está fuertemente ligada con nuestros desarrollos acerca de la Producción y Ocupación del Hábitat.

 CIRCUITO DE PRODUCCION Y OCUPACION DEL HABITAT

En tal sentido hemos producido un modelo teórico al que denominamos Circuito de Producción y Ocupación del Hábitat destinado a dar cuenta del modo general en se gesta, elabora y transforma el Hábitat en la escala edilicia. Este modelo generalizado permite posteriormente marcar sobre él los rasgos particulares que caracterizan momentos, lugares y operatorias específicas. Dicho modelo está manifestado como un modelo gráfico para hacer evidentes, y tal vez más sintéticas y precisas, las relaciones entre sus elementos.
En el comienzo hay dos circularidades: una amplia y exterior, la circularidad que circunscribe o engloba y que representa al Sistema Socio-Económico. Y también una circularidad interior, inscripta o incluida que representa el Sistema del Habitar.

El espacio entre ambos sistemas está dividido. Hacia un lado la Producción del Hábitat o “campo del hacer” y hacia el otro lado la Ocupación del Hábitat o “campo del disponer”.
El Circuito se ubica entre el borde abarcante del orden Socio-Económico y el núcleo específico del Sistema del Habitar. Su función es representar los vínculos o nexos entre ellos.
En la circularidad exterior, en el Sistema Socio-Económico, se presenta una intermitencia o faltante; en esos puntos del corte se instalan respectivamente el Producto Virtual y el Producto Real, representados por dos pequeños triángulos. 


Se instalan estas dos formas del Producto –una la ya existente y otra la anticipada– la predispuesta
a ingresar a través de la Producción.
La poligonal que representa el circuito está constituida por barras y por puntos o nódulos donde cambian su dirección. Las barras representan actividades o procesos y los nódulos los resultados u objetivaciones de dichos procesos.
El primero de los subcircuitos, el que recorre la Producción se origina en un Producto Virtual, en una idea o noción general de algún componente del Hábitat que se origina desde el Contexto Social.
Dicho Producto Virtual es procesado mediante una Tematización que implica reconocer su pertinencia, pertinencia que puede priorizar la necesidad social, el interés comercial, la expresión de símbolos identificatorios, etcétera.
El resultado o producto parcial de la Tematización es un Programa. A partir del Programa es posible originar los procesos de Planificación.
La Planificación es esencialmente un cambio de lenguaje, destinado a acercarse al objeto capaz de satisfacer los requerimientos formulados en el Programa. Ese cambio adopta un lenguaje que no solo describe al producto, sino que es capaz de anticipar los comportamientos físicos y sociales del producto; su resultado es el Proyecto.

Con el proceso de Construcción estamos en el momento de la materialización, de la presencia ostensible del Trabajo que transforma el Hábitat.
Ahora su resultado –la Conformación o la Obra– ingresa en la circularidad interior, en el Sistema del Habitar y a través de su codificación indica, posibilita e induce Comportamientos.






En el proceso de Utilización, ya el producto ha pasado de las manos de quienes lo hacen a la de quienes disponen de él. La Obra en otra entidad: ya es Ambito o Equipamiento, sea individual, grupal o comunitario.
Se genera entonces, un nuevo proceso: la Evaluación. La Evaluación es también un cambio de lenguaje respecto de la Utilización. Se pasa de la espacialidad a la reflexión que pondera y compara. En definitiva se asigna al Ambito un valor, más precisamente se lo transforma en Valor: en valor de Uso y en valor de Cambio.
Por último, se realiza una nueva Tematización, que articula al Producto con la totalidad del Hábitat. Ahí, en ese aparente final de recorrido es cuando se constituye el Producto Real. De cualquier manera, inestable realidad, puesto que nuevos procesos de Producción y Ocupación redefinirán permanentemente su sentido.
Las lógicas del hábitat se concretan de múltiples maneras aunque se estructuran siempre siguiendo las instancias del Circuito de Producción y Ocupación del Hábitat.
En algunos casos la etapa de Planificación, y en particular la prefiguración del Producto, resulta fundamental y requiere alto nivel de capacitación y especialización, y en otros casos puede ser casi invisible o irrelevante
Es también claro que así como son muy diversos los objetivos y sentidos de la producción del hábitat son muy diferentes los agentes que participan en cada instancia. Y son muy diferentes tanto en cantidad, como en especialización y objetivos. Asimismo muchos de los actores y de los valores son frecuentemente modificados a través de la ocupación del hábitat y de los procesos sociales e históricos en los que se desenvuelven.
Todo esto ha sido descripto con intencionada neutralidad, pero nada de esto es neutro; no es neutro ni política, ni social, ni ética, ni estéticamente.

 NOMINACIONES Y SENTIDOS DE LAS TIPOLOGIAS SEMANTICAS

La base estructural de los principios que rigen la Producción y Ocupación del Hábitat nos permitió establecer ocho tipologías básicas, cada una de ellas caracterizada por una denominación, un sentido y el par opositivo que las tensa y constituye.



Tal como se muestra en el modelo expuesto, cada una de las Tipologías semánticas
prioriza y manifiesta un sentido.
Dicho sentido queda delimitado por un eje en cuyos extremos se sitúan dos polos.
Este eje, al que denominamos eje semántico tensiona y menciona simultáneamente ambos polos. Si cualquiera de estos polos se modifica o desvía el sentido se altera; en rigor la conformación edilicia deriva de una a otra de las Tipologías.
Esto configura una suerte de continuidad o pasaje entre las Tipologías, haciendo entonces menos esencial o fija la ubicación de las conformaciones y habilitando sus cambios por efecto del marco general del contexto urbano y de las modificaciones que impone la ocupación del hábitat, y los valores que reconocen los actuantes.
Mostraremos en primer lugar un caso claro, es decir muy fuertemente determinado por uno de los sentidos, o muy bien circunscripto a una precisa tipología semántica según su lógica de producción.
Los mostraremos según el orden en que enunciamos las tipologías, sin que dicho orden implique orden de importancia o jerarquía.



Tipología Publicitaria

Tipología Institucional

Tipología Barrial

Tipología Marginal

Tipología Restrictiva

Tipología de la Homologación

Tipología Mercantil       Tipología Utilitaria


LOGICAS DE CATALOGACION DEL HABITAT
Para entender y explicar la heterogeneidad del hábitat es necesario establecer y precisar también otros criterios de asignación tipológico-semántico. Para ello abordaremos las diferentes lógicas o criterios de catalogación del hábitat.
Se trata de las siguientes lógicas:
 Lógica de la producción o de la generación
 Lógica de la ocupación o de los usos
 Lógica de la sectorización o consideración dimensional
Podemos hablar así de asignaciones o pertenencias a una tipología (o su predominio) en razón de su lógica de producción, es decir los casos en cuya generación se definió el principio básico de sentido que lo regiría.
También podemos hablar de asignaciones o pertenencias a una tipología (o su predominio) en razón de su lógica de ocupación, se trata de los casos en los que a lo largo del tiempo y como consecuencia de la ocupación viró el significado o sentido originalmente previsto (quede claro que no me estoy refiriendo a un simple cambio de función sino a una profunda modificación del sentido y los polos opositivos puestos en
juego).
En tercer lugar podemos hablar de asignaciones o pertenencias a una tipología (o su predominio) en razón de diferencias particulares en distintos sectores de la misma entidad arquitectónica o el segmento urbano, lógica que podríamos denominar de “efectos escalares”.
Para precisar estas lógicas y su interrelación mencionaremos a titulo de ejemplo el caso del emblemático edificio del Congreso de la Nación proyectado según la lógica de la conformación edilicia Institucional, cabe aclarar que aquí su sentido no es alterado por la lógica de la ocupación –a lo sumo pudo ser clausurado en los nefastos períodos de las dictaduras-. Por otro lado, son irrelevantes las intervenciones particulares, por lo que no es pertinente aludir a la lógica de los “efectos escalares”.
Un caso diferente es el del Mercado del Abasto, su lógica de producción relacionó y enfatizó el sentido de lo Institucional, constituyéndose en un hito para la ciudad, con el sentido de Instrumento a partir de concebir un espacio eminentemente utilitario, tal como se plantea en el origen como edificio abastecedor. Sin embargo, estos rasgos tipológicos hoy se ven alterados desde el punto de vista de la lógica de la ocupación.
En este caso el sentido dominante es el Estímulo, con sus rasgos de impactos permanentes y su desprejuicio respecto de la armonía de las formas. De tal manera que las estructuras originales se ven opacadas por diversas expresiones configurativas que por momentos las ocultan y por otro apenas se las percibe al lado de las actuales.

Por todo esto podemos decir que se produjo un viraje importante respecto del sentido; la ruptura de lo emblemático se ha exagerado pasando al polo de la novedad. Hemos pasado de una Tipología Institucional a la Tipología Publicitaria.
Valga este ejemplo para demostrar como con la acentuación de algunos de los polos se genera un deslizamiento tipológico. Esto puede acontecer en cada una de las formas del hábitat mencionada en el modelo general.
La lógica de los “efectos escalares los vemos derramándose por la ciudad. En la mayoría de los casos no aportan rasgos positivos sino que más bien dislocan, aún más los ámbitos urbanos.
Se trata de aquellas intervenciones sobre un sector de una conformación existente, sea un edificio perteneciente, por ejemplo, a la Tipología Barrial que replantea un sector, generalmente su planta baja. Pensemos en esos ajustados talleres mecánicos en los que la impronta de lo utilitario predomina. Una conformación Barrial a la que se le adosa una parte perteneciente a la Tipología del Instrumento.

 CONSTELACIONES
De estas “categorías puras” se desprende un estudio de los casos concretos como “constelaciones” que posicionan con distinta jerarquía cada uno de los sentidos puestos en juego.




 REFLEXION FINAL
El hábitat se manifiesta de manera extraordinariamente heterogénea.
Para explicarlo no basta el saber de las disciplinas de la arquitectura, el diseño y el urbanismo. Para explicarlo no alcanza con marcar las diferencias de tamaños, de funciones, de estilos y ni siquiera las de exclusivo orden económico.
Esta heterogeneidad implica una dinámica de permanente transformación de los sentidos de los modos de habitar y de la organización territorial del hábitat.
No debemos aceptar un registro pasivo o una descripción superficial.
Las transformaciones requieren explicaciones situadas en el nivel de la significación.
Solo así alcanzaremos instrumentos adecuados para incidir conscientemente en la generación de modos de habitar más justos y más dignos.