lunes, 12 de abril de 2010

DIBUJAR · HABITAR · Adrián Fortunato




“la realidad en cuestión"
Esta exposición de Adrián Fortunato puede entenderse como un juego,
pero se requiere una salvedad: nada es más serio que un juego.
En los juegos se juega todo.
Esta exposición puede entenderse como una incursión metafísica.
esto también merece una salvedad: la metafísica no es un tema de la filosofía.
Nos incumbe a todos y es tema central de la arquitectura;
no su mera especulación sino su concreto ejercicio.
Esta exposición habla del dibujo y la construcción, habla para interpelarlos.
Habla para no garantizarles tranquilidad.
Esta exposición disloca las fronteras entre representación y realidad,
entre símbolo y materialidad.

presunción de austeridad
En esta muestra hay una restricción deliberada de los medios;
en esta muestra hay una ampliación –no sé si deliberada- de los fines.
Despojarse del color, despojarse del volumen y de la superficie,
quedarse solo con la escueta línea negra,
quedarse en la desnudez y el rigor de esa línea.
Con ella mostrar la sensibilidad frente al mundo,
un mundo que se inestabiliza, se desmonta, se ironiza.
Usar para esa línea los recursos del trazo, de la digitalización,
de las sombras –que la replican en otros registros-,
de la construcción en varillas para que todo se vea.
Negar la posibilidad de escape, nada atrás de nada.

volver a otro lado
El dibujo y la construcción; ingenuamente el medio y la finalidad.
La representación y la realidad, ingenuamente dos mundos diferenciados.
El dibujo para la construcción; entonces construir el dibujo.
Construir el dibujo pero sin trampas,
construir estrictamente el dibujo, sin nada que el dibujo no diga.
Ahora el dibujo ingresa en la realidad, una realidad que vuelve al dibujo.
Esas construcciones a medio camino,
un parpadeo asombrado frente a ese real.
Realidad incompleta que dice
que toda realidad es incompleta o es una patraña.

objetos sin objetos
El dibujo en dos dimensiones
que refiere, alude, construye, las tres dimensiones.
Los objetos en tres dimensiones
que refieren, aluden, dibujan, las dos dimensiones.
La imagen virtual insistiendo en mostrar un espacio virtual,
una redundancia tan efectiva que anula la virtualidad.
¿Tal vez, todo sea realidad?
Objetos que no son objetos, objetos que son el dibujo de objetos.
diseños canonizados compartiendo la misma lógica con los cotidianos.
Cruces tan complejos que solo subsisten por la limpidez del trazo
que repica en el cruce, porque es trazo gráfico y material.

función no domesticada
Función fáctica que es desdeñada en la burocracia vital,
y entonces desnuda y escueta demarcación de la función simbólica.
Función fáctica que deviene en mero estar ahí,
en disponibilidad desplazada
función simbólica que demarca la falta,
que demarca la doble falta.
Falta de la función fáctica y falta del objeto en disponibilidad.
Duplicar la duplicación: dos veces los sillones innecesarios,
dos veces la ausencia de los sillones sumisos.
La función simbólica no se doblega ni habilita el desdén.

labores de la mirada
El dibujo es registro de lo presente y lo imaginado;
el campo en el que se despliega es inexorablemente el espacio.
En el espacio se realiza el recorrido del gesto.
El espacio recoge todas las marcas:
en la sensibilidad del papel, en la deslumbrante variabilidad de la pantalla
y en la dureza de la varilla metálica.
Entonces, el dibujo espacializa los conceptos.
Las consecuencias de ese esfuerzo, de esa torsión,
no son menos trascendentes: el dibujo conceptualiza el espacio.
El dibujo contiene más que lo existente y lo quimérico.
El dibujo se abre abriendo el mundo: será entonces crítica y anticipo.
Estos dibujos y estas construcciones no son espejos para mirarse;
son calificaciones del ojo
para la calificación del mirar y del habitar.”

textos de Liliana Giordano y Roberto Doberti

Marq. Museo de Arquitectura
Avda. del Libertador 999 esquina Callao.
De martes a domingos de 14 a 20
4800-1888

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